2015/10/21

A 30 años del lanzamiento del disco 'Locura' de Virus.

EL ROCK DEBERÍA LLAMARSE FEDERICO MOURA



La historia de Virus se caracteriza por abrir las puertas de la imaginación del rock y pulverizar lo socialmente correcto para desembocar en un estilo de vida arrojado, audaz, sutil y heroico. Se torna casi imposible determinar con palabras las proezas logradas por una banda que rompió los cánones mezquinos de su época, que operaban como museos de la burguesía, amamantados por posturas políticas y costumbres funestas.
.
La estadía de Federico en ciudades como Londres, Nueva York y Rio de Janeiro sirvió para sacarle la ficha a una fórmula musical reluciente que se olía como la antítesis del rock, que abastecía las góndolas con bandas bucólicas y conformistas. Inspirados por la corriente del glam de Marc Bolan y David Bowie de los años 70´, Virus diseñó su propia diégesis, con identidad propia y elementos únicos para criar las canciones más brillantes jamás oídas.
.
Sus primeros discos contenían compendios humorísticos que parafraseaban sarcásticamente las cualidades de la época (Soy moderno, no fumo y Bandas chantas arañan la nada) y los años de atmósfera enrarecida que había dejado la milicia nacional (Densa realidad y El banquete). “Relax” y “Locura”, sus álbumes posteriores, entregan mayor sofisticación musical y el perfeccionamiento de la lírica de Federico surgiría desde la simplicidad lúdica y la comunicación básica, exenta de malabarismo.
.
Dos años más tarde, “Superficies de Placer“ fue concebido en un marco de angustia y perplejidad; la enfermedad de Federico atañía su organismo y su vitalidad perecía lentamente empapando con aromas de final el mejor disco de Virus.
.
Las letras (algunas escritas por el escritor Roberto Jacoby) adelantaban un final épico, propio de un gladiador monumental que supo destruir con sus encantos las malarias provenientes de mundos lejanos. El sexo, el voyeurismo, el olor a ausencia, el vacío, los viajes etéricos y el apocalipsis que arrasaría con todo, hablan del final de la vida infinita de un ser que vino a entregar su matriz al cielo y a escupir sin miedos sus emociones al público. Indudablemente, la música fue trazada por la estela de su discurso único e insoslayable y esa línea perdurará bajo el telar de los años.
.
El rock debería llamarse Federico Moura. Su muerte es motivo de tristeza y la luz que sale de su alma ilumina la transgresión que él mismo inventó cuando nadie imaginaba que existían otras formas de pensar.
Texto: Gastón Stein.

No hay comentarios:

Publicar un comentario